El cerco de los indignados del Movimiento 15-M al Parlamento catalán del pasado 15 de junio no fue más que el resultado de una protesta legítima que los Mossos d'Esquadra no supieron contener. Así lo manifestaron ayer los dos diputados catalanes de Iniciativa per Catalunya Verdes que, tras negarse a declarar el 14 de diciembre en la Audiencia de Barcelona, tuvieron que desplazarse a Madrid para testificar ante el juez Eloy Velasco.
El primero en declarar fue Salvador Milà, que reconoció a dos de los jóvenes que participaron en la protesta aunque negó que le hubieran agredido. El diputado aseguró que no tiene ninguna reclamación que hacer y que el día del cerco llegó a tiempo a su trabajo parlamentario junto al resto de los miembros de su grupo.
Tras Milà compareció Albert Boada, ex número dos de Interior en el Gobierno de Montilla, que entró en el Parlamento con una pintada roja en la nuca. Boada tampoco cargó contra los indignados, sino contra los mossos, por no garantizar su seguridad. Afirmó que no resultó herido ni su vestimenta dañada, y que tardó dos minutos en quitarse la pintura que le habían rociado.
El primero en declarar fue Salvador Milà, que reconoció a dos de los jóvenes que participaron en la protesta aunque negó que le hubieran agredido. El diputado aseguró que no tiene ninguna reclamación que hacer y que el día del cerco llegó a tiempo a su trabajo parlamentario junto al resto de los miembros de su grupo.
Tras Milà compareció Albert Boada, ex número dos de Interior en el Gobierno de Montilla, que entró en el Parlamento con una pintada roja en la nuca. Boada tampoco cargó contra los indignados, sino contra los mossos, por no garantizar su seguridad. Afirmó que no resultó herido ni su vestimenta dañada, y que tardó dos minutos en quitarse la pintura que le habían rociado.