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El yate del Rey sale más caro
El yate que, en pocas semanas, recibirá el rey don Juan Carlos como regalo de un colectivo de empresarios de las Islas Baleares va a resultar más caro de lo previsto a los promotores de la operación. La fundación que los agrupa ha tenido que pedir un crédito de 1.000 millones de pesetas para poder pagar los 3.000 que cuesta. Para hacer frente al endeudamiento los impulsores del regalo al monarca han tenido que reclutar nuevos socios fuera de las islas. Empresarios catalanes, principalmente, han conseguido que el polémico donativo no terminara en los astilleros por falta de pago.
Inmaculada SÁNCHEZ
El pasado 29 de mayo el tesorero de la Fundación Turística y Cultural de las Islas Baleares, Gabriel i Barceló, firmaba con varias entidades financieras un crédito puente por un valor cercano a los 1.000 millones de pesetas para que esta entidad pueda pagar en los próximos días el vate que le entregarán los astilleros de la empresa nacional Bazán y que le encargaron hace poco más de dios años con objeto de regalárselo al rey don Juan Carlos.
El polémico donativo ya fue objeto i de críticas a finales de 1997 cuando varios empresarios de las islas Baleares dieron a conocer su intención de regalar al monarca un yate y constituyeron a tal fin una fundación destinada globalmente a la promoción turística de las islas. El precio de la moderna embarcación (ver recuadro Un barco único en el mundo) es de 3.000 millones de pesetas, una cantidad que, obviamente, supera las posibilidades de la familia real española cuya asignación en los presupuestos generales del Estado ronda los 1.000 millones cada ejercicio y, según dejan ahora ver las cifras, también las de los Voluntariosos empresarios baleares.
Estos, capitaneados por los hoteleros Gabriel Barceló, Carmen Matutes y Gabriel Escarrer y el delegado en Baleares de La Caixa, José Francisco Conrado de Villalonga, consiguieron reunir a 20 socios que aportaran 100 millones de pesetas cada uno y que se constituyeron en los patronos de la citada fundación (ver recuadro Una veintena de empresarios monárquicos). Obviamente, con esos 2.000 millones no alcanzaban el precio de¡ regalo real pero confiaban en que a la iniciativa se sumaran otros empresarios y fuera fácil reunir el resto.
El empeño, sin embargo, se fue complicando. Para empezar, la aportación del Gobierno autónomo balear, expuesto como ejemplo de que no se trataba de una iniciativa exclusivamente privada, se ha limitado a una aportación que el propio tesorero de la fundación, Gabriel Barceló, califica como “simbólica” de unos cinco millones de pesetas. Para continuar, el resto de socios se comprometían a desembolsar sus 100 millones correspondientes en cómodos plazos de 10 millones cada año a partir del nacimiento de la fundación. La calculadora señala que a fecha de la entrega del barco ‑aún por determinar pero, según fuentes de los astilleros Bazán y de la fundación, dentro del mes de junio o, a más tardar en julio‑ los promotores sólo contarían con poco más de 600 millones en efectivo para abonar a los astilleros.
Así las cosas y acercándose la fecha de entrega de la embarcación ‑varias veces pospuesta por problemas técnicos por otra parte‑ los dirigentes de la fundación balear se han empleado en captar nuevos socios con capacidad económica para sufragar el anunciado obsequio de tal manera que su número actual ronda los 50 según el secretario de la entidad, Pedro Ballester, de la Cadena Sol.
Esta nueva treintena de incorporaciones ‑la mayoría a lo largo del pasado 1999 ya que la entrega del yate es taba en principio prevista para antes de la Semana Santa de 2000‑ han aportado cantidades variables ‑"desde un millón a más de los 100 millones de los fundadores", según Gabriel Barceló pero en conjunto no han conseguido evitar que la fundación haya tenido que recurrir a un crédito. "Nuestro capital social es de 3.700 millones de pesetas, entre lo desembolsado y las aportaciones comprometidas notarialmente para los próximos años y, por tanto' no hay ningún problema a la hora de pedir créditos y pagar el barco", añade Barceló.
El problema, tanto para la Casa del Rey como para los empresarios promotores que se han empeñado en desvincular el donativo de cualquier operación destinada a atar al Rey y su familia a las Baleares como destino turístico, es que los apuros económicos de la fundación dejan sin contenido las explicaciones dadas hasta ahora al respecto.
Aportaciones de empresarios catalanes como Enrique Puig, de Antonio Puig Perfumes, Leopoldo Rodés, presidente de honor del Instituto de la Empresa Familiar, o José Ferrer, el conocido dueño de Freixenet, con escasos intereses comerciales en las islas, encuentran difícil encaje en el objetivo oficial de la fundación: la promoción del turismo balear.
"Se trata de simpatizantes de don Juan Carlos, de la monarquía, que han querido colaborar”, afirma Gabriel Barceló, quien no se esfuerza en ocultar el fin último de la fundación. Para su actual presidenta, Carmen Matutes, hija del ex ministro de Exteriores, Abel Matutes, la asociación va a demostrar ahora, una vez entregado el yate, que sus objetivos son más amplios, aunque señala sin rubor que el regalo "es una forma de pedirle al Rey que siga viniendo por aquí a pasar sus vacaciones". "Cuando la familia real está aquí Mallorca sale en todos los medios nacionales e internacionales y es de bien nacidos ser agradecidos", concluye Carmen Matutes, quien ocupa un puesto directivo en el grupo empresarial turístico de su padre.
La Zarzuela, por su parte, ha intentado, desde que se conoce la operación, restar importancia al regalo y, sobre todo, al supuesto pago por parte del Rey que conllevaría. Su doctrina sobre el caso habla de la necesidad de jubilar al antiguo Fortuna ‑también un regalo del rey Fahd de Arabia Saudí a don Juan Carlos‑, que ya se ha averiado repetidas veces incluso con invitados oficiales del Rey a bordo, de que el auténtico dueño del barco será el Patrimonio Nacional, que cede a la familia real para su uso y, sobre todo, de que así no costará dinero a los contribuyentes.
Sin embargo, la fidelidad a sus costas que persiguen los empresarios mallorquines tiene un claro cómputo económico. No en vano, los hoteleros que participan en la operación lo hacen en nombre de sus empresas y son éstas, mayoritariamente, las que aportan los millones de su cuenta de resultados. Sus administradores no sólo contabilizan publicitariamente el efecto llamada de la familia real sino que fiscalmente las donaciones a entidades de interés cultural tienen una desgravación fiscal nada desdeñable: de hasta el 30% de la base imponible del impuesto de sociedades o de hasta el 3% del volumen de ventas. Obviamente, los contribuyentes también pagamos reduciéndolo de los fondos públicos lo aportado a la compra del yate. De hecho, los monarcas, de una u otra manera, ya han empezado a pagarel costoso yate. La fundación organiza, desde 1998, un concierto gratuito de música clásica en la catedral de Palma de Mallorca el Lunes Santo al que tanto don Juan Carlos como doña Sofía no han faltado una sola vez. También este pasado verano fue objeto de polémica en la prensa local una cena a la que asistió don Juan Carlos en la finca que el delegado de La Caixa en las islas, Francisco Conrado de Villalonga, tiene en Santa María del Camí, a pocos kilómetros de Palma de Mallorca. Allí el monarca departió con algunos de los empresarios que patrocinaban el yate para "comentar el desarrollo de las obras" del mismo, según el Diario de Mallorca. El encuentro estuvo a punto de poner al monarca en un serio compromiso institucional cuando se supo que había asistido Jaume Matas, presidente del Gobierno balear cuando se constituyó la fundación pero, desde el 13 de junio anterior, miembro de la oposición al Gobierno del socialista Francesc Antich, quien no fue invitado.
Para justificar la ausencia del máximo representante de la comunidad autónoma, institución que, como tal, figura como patrona de la citada asociación cultural, Conrado de Villalonga se vio obligado a hacer unas declaraciones posteriores en las que calificaba de “estrictamente privada" la cena.
La Fundación tiene intención de continuar viva después de la entrega del yate ‑de hecho, debe hacer frente al crédito de 1.000 millones recién pedido‑ y, según el secretario de la misma, Pedro Ballester, entre los proyectos se encuentra la "creación de premios literarios o periodísticos sobre temas turísticos, o la adquisición de inmuebles con objeto de preservar el medio ambiente", por lo que no se descarta la incorporación de nuevos socios.
En cualquier caso, su puesta de largo tendrá lugar, sin duda, cuando realice la donación del polémico yate. Aunque "sencillo”, según Carmen Matutes, el acto de entrega no estará exento de solemnidad ya que la fundación ha convocado a todos sus socios a la bahía de Palma, a donde será trasladado el barco desde los astilleros de San Fernando, en Cádiz, para efectuar la donación al Patrimonio Nacional. Nadie sabe, todavía, si el Rey estará presente ‑la presidenta de la fundación, prudente, sólo habla del presidente del Patrimonio, que es el organismo al que notarialmente se le cederá la embarcación‑ aunque la cita a todos los patrocinadores, todavía sin fecha ‑"me han dicho de los astilleros que esté disponible en los próximos días porque nos lo pueden entregar en cualquier momento', afirma Carmen Matutes‑, señala claramente que la fundación persigue "una foto" del histórico acontecimiento.
UN BARCO UNICO EN EL MUNDOEl nuevo Fortuna ‑heredará el nombre del antiguo yate del Rey que probablemente será vendido para desguace‑ es una embarcación única en el mundo. Para que su regalo fuera verdaderamente especial los empresarios patrocinadores costearon el diseño de un prototipo adaptado a las necesidades de la familia real. Es por esta exclusividad por la que las pruebas finales sobre su seguridad y prestaciones se están demorando más de lo previsto. De hecho, la entrega estaba anunciada para que la familia real pudiera disfrutar de barco en estas pasadas vacaciones de Semana Santa pero la adecuación del peso a la velocidad punta que la moderna embarcación alcanzará la obligó a una nueva estancia en los astilleros de San Fernando. El yate reúne lo último en alta tecnología para este tipo de embarcaciones. Está realizado totalmente en aluminio, con una planta propulsora combinada con motores diesel y turbinas de gas que accionan, a través de los correspondientes engranajes reductores, tres chorros de agua. El resultado es una velocidad punta de más de 60 nudos (más de 100 kilómetros por hora), prácticamente el doble de la del antiguo Fortuna, y una autonomía aproximada de 600 millas náuticas a 48 nudos de velocidad según el constructor, la empresa nacional Bazán. Sus dimensiones también superan ampliamente a su predecesor al pasar de los 30 metros de eslora a los 41,8 y transformar los cinco camarotes pequeños en otros cinco dobles, además de contar con un camarote con seis literas destinado a la tripulación. Esta será la misma que durante años ha conducido el antiguo Fortuna para el Rey y que, curiosamente, está formada por un equipo privado contratado por Zarzuela. Este hecho puede que acarree aún algún problema añadido a la Casa del Rey por motivos de seguridad. Al no tratarse de personal de la Marina (como en su día era el que tripulaba el famoso Azor para Franco) ésta está supervisando al detalle un sofisticado equipo de comunicaciones cuyos detalles y costo son alto secreto ‑aunque algunas fuentes cifran en unos 200 millones no contabilizadas en el precio del yate y que podría estar asumiendo el Ministerio de Defensa‑ pero que intentan compensar un hecho insólito: la velocidad del flamante yate impedirá que pueda seguirle ninguna patrullera de la Marina para protegerle. |
Cuando Juan Carlos subió al trono, no poseía una fortuna como la actual. Ésta ha sido amasada gracias innumerables maniobras más o menos turbias. En primer lugar, su secretario el jerezano Manuel Prado envió misivas a Teherán solicitando 10 millones de dólares que servirían para sufragar la campaña de Suárez, cuyo partido defendía la monarquía. Finalmente se recibieron 100 millones de dólares. A los diez años, la Casa Real dijo que no tenía dinero para devolver el crédito, y Mario Conde, excusándose en la remodelación de una urbanización, prestó la suma. No se sabe adónde fueron a parar los 100 millones.
Tras otro escándalo, el del caso KIO, un desfalco de miles de millones tras la primera Guerra del Golfo, en el cual estaban presuntamente implicados Manuel Prado y el rey, Luis María Ansón viajó a Sevilla y presionó a Prado para que firmase un documento en el que asumía toda la responsabilidad y deslindaba sus negocios de las finanzas de la Casa Real. Prado no firmó, pero, de todas maneras, Ansón publicó en el ABC una editorial semejante a dicho documento.
El yate Fortuna fue obsequiado a Juan Carlos I por un grupo de empresarios. Pero se inscribió como propiedad del Patrimonio Nacional para no tener que declararlo a hacienda, y para que el organismo público se hiciera cargo de su mantenimiento.
Estos son algunos de los ejemplos más claros de corrupción real, pero no los únicos. También nos parece importante que se sepa que el presupuesto de la Casa Real le cuesta a los bolsillos de los españoles 9 millones de euros (más de 1.500 millones de pesetas) cada año. La boda del príncipe Felipe costó unos 3.500 millones de pesetas. Por lo tanto, no es cierto que el sostenimiento de la monarquía española sea uno de los más baratos de Europa.
Según los artículos 56 y 64 de la Constitución Española de 1978, “la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”. En otras palabras, Juan Carlos I no puede ser procesado por ningún delito.
Existe un delito por injurias a la corona, con lo cual su persona es intocable y cualquier crítica a su persona está perseguida.
LOS LUJOS DEL SATRAPA SADDAN
Antes de que el dictador de Irak fuera derrocado, capturado y posteriormente ejecutado, vivía rodeado de grandes lujos en todas sus mansiones y palacios, pero lo que mas le gustaba a Sadan Huesseinera la náutica , y una de sus aflicciones favoritas eran los grandes yates de lujo, uno de los que mas usaba lo tenia en Shatt al-Arab , lugar donde confluyen los ríos Eufrates y Tigris los dos grades rios que forman la Mesopotamia……, este era el “Al Mansur”.
Este Yate fue destruido en un bombardeo aliado en Basora con misiles guiados por láser en el 2003, cuando empezó la invasión norteamericana a Irak. Los restos del navío podían verse desde Google Earth.
Otro de ellos llamado “Qaddisat Saddam”, fué construido en 1981 en los astilleros daneses de Helsingor Vaerft y desde entonces estuvo inmerso en un gran misterio.
El yate era conocido por su excesiva decoración, con diversos adornos hechos de oro, plata, y de mármol, arcos arabescos, además de poseer una pequeña clínica equipado con un quirófano completo. Cuenta con helipuerto, 14 cabinas para 28 pasajeros y literas con capacidad para alojar a los 35 miembros de la tripulación.
Como Saddan Huessein tenia razones suficientes para ser paranoico, pues esta maravilla del mar cuenta con lunas a prueba de balas, circuito cerrado de televisión, un cuarto empleado para guardar armas de todo tipo, incluidas ametralladoras pesadas y nada menos que un lanza misiles portátil tierra-aire,…. y un pasadizo secreto que permitía una salida rápida en caso de necesidad. Y hasta se hizo un acceso a un minisubmarino por si era precisa una evacuación bajo el mar, por lo que todos los trabajadores que participaron en la construcción fueron obligados por contrato a guardar silencio sobre los detalles del proyecto.
No se sabe a ciencia cierta si el “Qaddisat Saddam” fue usado alguna vez por su dueño, se cree que lo mantuvo en Arabia Saudi por motivos de seguridad y nunca entró en Irak, de hecho y aunque parezca que no, es gemelo del “Al Mansur”.
Este yate fue llevado recientemente al puerto Francés de Niza y rebautizado con el nombre de “Ocean Breeze” para ser puesto a la venta por nada menos que 24 millones de Euros. El yate y sus detalles interiores son una pequeña metáfora de alguna de las prioridades del dictador iraqui: mucho lujo y obsesión por la seguridad.